lunes, 23 de febrero de 2009

Cuento peqeno sobre primeros dias en Sevilla

El dialecto en la calle, difícil para entender. Los señales, desconocido. Cuando el sol se pone, los edificios dan sombra a las calles estrechas, causando un oscuro fresco. Está haciendo tarde. Después de dos horas frustradas de vagar por el laberinto de Santa Cruz y los barrios cercas, María y su grupo de otros estudiantes extranjeros están listos para regresar a Los Estados Unidos antes de que empiecen los estudios.

Más temprano, un guía explicó que fueron a hacer una búsqueda sobre Sevilla: necesitamos encontrar sitios importantes, y un guía fue a estar esperando allí para darse información interesante.

María reuní con conocidos y revisaron el mapa. El grupo tenía éxito, encontrando tres sitios con rapidez. Después de la tercera, María y el grupo tenían hambre, pero una chica no y ella quería examinar móviles (todos no los han comprado ya). El plan para reunirse en una esquina familiar fracasó, y la chica tenía el único mapa. El grupo estaba varado.

Parece imposible. Nunca vayan a regresar al hotel. Está oscuro—pero luego María ve un campanario. Corre alrededor la esquina delante, y a la izquierda está El hotel Alfonzo III. Todos siguen, sonriendo y suspirando con alivio.